Un día como todos iba caminando por la calle cuando vio un grupo de demonios, vestidos de colores brillantes, que parecía estar siguiendo a alguien. El viejo detuvo a una mujer que pasaba.
-Por favor- le dijo-. ¿Quién va caminando allí?
Y señaló un punto, para él invisible, delante de los demonios.
-Es un chico- le contestó la mujer-. Un mandadero. Lleva una cesta con tortas de arroz y un poco de fruta.
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