"Hoy la capital de Corea del Sur se llama Seúl y es una ciudad muy antigua. Más antigua todavía que esta historia, que sucedió precisamente en esa ciudad, cuando todavía se llamaba Hang-Yang y era la capital del reino de Chosun.
Por las calles de Hang-Yan solía caminar con su bastón un viejo ciego, a quien todos consultaban por sus dotes para adivinar el futuro.
-¿Cuándo me casaré, abuelo? -le preguntaban ansiosas las muchachas.
-¿Cuál es el mejor día para empezar la nueva siembra? -le preguntaban preocupados los campesinos.
-¿Qué debo hacer para tener suerte en mi nuevo negocio? -querían saber los comerciantes.
Y él daba siempre respuestas sensatas y acertadas. No solo porque era una persona inteligente, sino porque tenía, de verdad, ciertos poderes mágicos. No podía ver el mundo real, pero en cambio podía ver a los espíritus malignos y gracias a eso conseguía, muchas veces, desbaratar sus planes.
Continuará...